Hoy meditaba acerca de la plenitud, de arriesgar la vida y entregarla a mis hermanos.
Al ver mi vida, algunas cosas me ponen en duda en decisiones mas bien asociados con mi compromiso con mi carrera.
Siento que he seguido mi corazón y lo que Dios me ha pedido. Mas aun se hacia donde llevar mis pasos, el servicio publico.
Pero no estoy tranquilo, el alma muchas veces se mueve y brotan las dudas una a otra, como cascadas y las preguntas surgen:
¿Esta bien lo que estoy haciendo?.
¿Esta bien cómo lo estoy haciendo?
¿Voy hacia donde Dios me lo pide?
¿He dado los sí y los no según mi vocación?
Y hoy me di cuenta que en relación a la ultima pregunta se ocultaba una trampa. En mi vida no tendré que dar solo esos tres grandes si y esos tres grandes no, sino que la clave será en dar la mayor cantidad de Si a Cristo.
No me niego, al ver esto me fijo que no siempre ha pasado esto y algunas veces las ambiciones pequeñas ganan y es ese el gran desafió de la vida, que cada una de nuestras acciones y pensamientos deban ir según el amor cristiano, logrando que nos amemos libremente, logrando que seamos realmente plenos.
Carlos Urriola